Nativos multiculturales:
desafíos y oportunidades de una generación puente
Del 5 al 7 de julio se celebró en São Paulo el 8º Simposio Internacional sobre Migración y Religión. Todos los años, el evento reúne a investigadores y académicos de diferentes ámbitos temáticos con el fin de contribuir a la elucidación del tema y, eventualmente, subvencionar a personas e instituciones que trabajan con la acogida de migrantes. El tema de este año era Migraciones, identidad y retos generacionales.
A lo largo de las distintas ediciones, la dimensión internacional de los temas y de los ponentes y el enfoque multidisciplinar del estudio de la movilidad humana han hecho que el Simposio sea cada vez más un evento de referencia para las universidades y comunidades eclesiásticas latinoamericanas, así como para las numerosas organizaciones que trabajan en el ámbito de la movilidad humana.
Entre otros, participaron en esta edición el P. Fabio Baggio, del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Integral, y el P. Aldo Skoda, director del SIMI. P. Skoda participó en la conferencia inaugural con una ponencia sobre Nativos multiculturales: retos y oportunidades de una generación puente. En concreto, el P. Skoda propuso centrarse en los hijos de inmigrantes como «una posibilidad, por un lado, de confirmar la relativa estabilidad de la presencia de inmigrantes en una sociedad y, por otro, una oportunidad para reflexionar sobre la dinámica de la integración». De hecho, prosigue el P. Skoda, «el análisis social y pastoral de la inclusión de estas personas representa un reto actual no sólo para las instituciones públicas, sino también para la Iglesia. La complejidad y el entrelazamiento de diferentes historias, sensibilidades, culturas, lenguas, tradiciones, valores, códigos de comunicación, exige una competencia específica, un enfoque completamente nuevo y una atención continua a la persona situada en una cultura y un contexto determinados».
«Los hijos de los emigrantes son la prueba de fuego de la sociedad y de la Iglesia sobre la autenticidad de los valores, las relaciones, las motivaciones, las competencias y las intenciones de construir una comunidad cohesionada donde las diferencias no sean instrumentos de reivindicación ni de exclusión, sino medios de auténtica acogida y comunión con el otro». Por tanto, es fundamental construir un camino de acompañamiento atento a su experiencia particular y crear así «contextos pedagógica y socialmente significativos donde la vida se viva como un proceso de maduración continua» y donde los conflictos se afronten y transformen «en la lógica de la colaboración, el don y la solidaridad»